miércoles, noviembre 23, 2005

Cambio de Hábitos

Estimados;
Cada día estoy más mañoso. Ante el hecho puntual de no poder encontrar ningún cuento que satisficiese mis requerimientos temperamentales del momento, y ante la ausencia total de algún cuento mandado por ustedes, decidí escribir uno, no revisarlo mucho y simplemente subirlo.
Espero sea de su agrado, cuidense
Diego
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Cambio de Hábitos

Corre. Se esconde. Murmulla, pero solo.
Llega a su casa, cierra la puerta, se sienta a ver tele. Lo de siempre. Camina a su refrigerador y encuentra lo usual, un par de latas, unos congelados y bebidas a medio acabar. Lo cierra.
Decide llamar a un viejo amigo, no contesta, se siente solo. Desde que se fue de casa se siente más solo que nunca. Llama a otro amigo, a su hermana… nadie le contesta. Por un momento decide no seguir llamando, nadie quiere hablar con el.
Resuelve darse una ducha, pero se arrepiente en cuanto recuerda que se le acabó el gas. Y piensa en voz alta… “esas cosas antes no me pasaban”.
Es extraño, dentro de todo, de todo lo que lo aleja de la felicidad en este momento, se siente, paradójicamente feliz, satisfecho.
Feliz de, al fin, ser infeliz a su manera. Angustiado de sentir que no esta haciendo nada útil con su vida, pero con la satisfacción de que ahora la está perdiendo sin que nadie lo moleste por ello.
Recuerda cuando tenía 16 y se juró que al tener unos años más sería libre, y por consiguiente feliz. “Lamentablemente”, pensó, “ahora comprendo cosas que antes no hacía y no quería entender tampoco”.
Miró hacia atrás. Se dio cuenta que cuando ya no tenia hora tope de llegada, llegar tarde no era tan excitante como antes. Recordó también como soñaba idílicamente con su sexualidad, con su añorada y ya perdida castidad… entonces se preguntó “¿Que mierda me pasó, donde quedaron esas metas de felicidad inmediata que solían darle una razón a mi vida?”
Apagó la tele y tuvo un presentimiento, se sintió espirituado.
Piensa entonces en salir a caminar, pero se le quitan las ganas por el miedo a que lo asalten. Se va a acostar.
Algo queda de su antiguo él en su cuerpo que lucha y cambia de opinión. Debe dejar de escuchar a su maldito superyo. Se viste, y mientras lo hace decide llevar su personal con el.
Abre la puerta y camina. Pasa por el mismo lugar oscuro que antes, el que le da miedo y por donde siempre prefiere correr. Decide en esta oportunidad pasar caminando, y dejar de lado por un momento sus malditas desconfianzas. “Hoy”, piensa, “ha empezado una guerra que debo ganar”.
Pone play y camina. No para de hacerlo hasta que está realmente cansado y vuelve a dormir. Esta ves, eso sí, un poco más liviano, un poco más sabio y con un poco más de temor, pero con una cita al día siguiente con su personal y sus zapatillas.

viernes, noviembre 11, 2005

Lucas, sus traumatoterapias

Gran cuento gran. Totamente de acuerdo en todo caso. Leanlo, es parte de mi filosofía de vida y un verdadero aporte
Diego
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Un tal Lucas, sus traumatoterapias -


A Lucas una vez lo operaron de apendicitis, y como el cirujano era un roñoso se le infectó la herida y la cosa iba muy mal porque aparte de la supuración en radiante tecnicolor Lucas se sentía más aplastado que pasa de higo. En ese momento entran Dora y Celestino y le dicen nos vamos ahora mismo a Londres, venite a pasar una semana, no puedo, gime Lucas, resulta que, bah, yo te cambio las compresas, dice Dora, en el camino compramos agua oxigenada y curitas, total que se toman el tren y el ferry y Lucas se siente morir porque aunque la herida no le duele en absoluto, dado que apenas tiene tres centímetros de ancho, lo mismo él se imagina lo que está pasando debajo del pantalón y el calzoncillo, cuando al fin llegan al hotel y se mira, resulta que no hay ni más ni menos supuración que en la clínica, y entonces Celestino dice ya ves, y en cambio aquí vas a tener la pintura de Turner, Laurence Olivier y los steak and kidney pies que son la alegría de mi vida.Al otro día después de haber caminado kilómetros Lucas está perfectamente curado, Dora le pone todavía dos o tres curitas por puro placer de tirarle de los pelos, y desde ese día Lucas considera que ha descubierto la traumatoterapia que como se ve consiste en hacer exactamente lo contrario de lo que mandan Esculapio, Hipócrates y el doctor Flerming.En numerosas ocasiones Lucas que tiene buen corazón ha puesto en práctica su método con sorprendentes resultados en la familia y amistades. Por ejemplo, cuando su tía Angustias contrajo un resfrío de tamaño natural y se pasaba días y noches estornudando desde una nariz cada vez más parecida a la de un ornitorrinco, Lucas se disfrazó de Frankenstein y la esperó detrás de una puerta con una sonrisa cadavérica. Después de proferir un horripilante alarido la tía Angustias cayó desmayada sobre los almohadones que Lucas había preparado precavidamente, y cuando los parientes la sacaron del soponcio la tía estaba demasiado ocupada en contar lo sucedido como para acordarse de estornudar, aparte de que durante varias horas ella y el resto de la familia sólo pensaron en correr detrás de Lucas armados de palos y cadenas de bicicleta. Cuando el doctor Feta hizo la paz y todos se juntaron a comentar los acontecimientos y beberse una cerveza, Lucas hizo notar distraídamente que la tía estaba perfectamente curada del resfrío, a lo cual, y con la falta de lógica habitual en esos casos la tía le contestó que ésa no era una razón para que su sobrino se comportara como un hijo de puta.Cosas así desaniman a Lucas, pero de cuando en cuando se aplica a sí mismo o ensaya en los demás su infalible sistema, y así cuando don Crespo anuncia que est&á con hígado, diagnóstico siempre acompañado de una mano sosteniéndose las entrañas y los ojos como la Santa Teresa del Bernini, Lucas se las arregla para que su madre se mande el guiso de repollo con salchichas y grasa de chancho que don Crespo ama casi más que las quinielas, y a la altura del tercer plato ya se ve que el enfermo vuelve a interesarse por la vida y sus alegres juegos, tras de lo cual Lucas lo invita a festejar con grapa catamarqueña que asienta la grasa. Cuando la familia se aviva de estas cosas hay conato de linchamiento, pero en el fondo empiezan a respetar la traumatoterapia, que ellos llaman toterapia o traumatora, les da igual.