viernes, agosto 19, 2005

El Santiaguino

Estimados;
Varios me han dicho que esperan un cuento mio. La verdad es que por ahora, lo unico que les puedo dar es algo rescatado por mi primo Matías. Lo siguiente es una columna que me pidieron en la Universidad que escribiera, hace unos 3 años para la entonces aún vigente Zona de Contacto. Por supuesto nunca fué publicada (ni leida, al llegar con ella me dijeron que ya no se necesitaba... la triste historia de mi vida)
Espero les guste, a pesar de su baja calidad como escrito, le tengo un cariño "Historico"
Diego
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La extraña realidad

Hoy en día la locura se apodera de nuestra sociedad, y es así como llegamos, casi en forma espontánea, a preguntarnos cosas que antes parecían más bien exclusivas de la filosofía, o bien, en otro plano, de la Psicología. ¿Qué es estar loco?, ¿Cómo distinguir la locura de la “normalidad”?. Estas interrogantes siempre nos llevan y nos llevarán a otras más complejas que no es mi intención siquiera tratar de concebir. A lo que apunto sí con ésta breve introducción, es a un hecho bastante cercano, más bien propio, que a medida que vayamos revisando, nos servirá para irnos dando cuenta como nos podemos definir, incluso, en una forma burlesca.
Para esto, y con el fin de no generalizar en demasía, tomaré un tipo de ciudadano especifico; El Santiaguino, y mostraré algunas de sus locuras que son ya socialmente aceptadas (y a veces hasta reprochadas en caso de ausencia) las cuales pasan casi inadvertidas ante nuestros ojos y que prácticamente son una regla o un modelo a seguir. Si usted no las sabe, quizás esto le sirva de ayuda.
Un buen Santiaguino no olvida nunca que las leyes del tránsito están para ser interpretadas por él mismo, que el paso de cebra es una mera ilusión óptica y que la bocina es una especie de “varita mágica” que todo lo puede. Ésta, mientras más prolongado sea su sonar, mayor eficacia tendrá.
En el caso de no tener un vehículo, el Santiaguino se las ingenia para no perder la categoría de tal. En estos casos podemos ver siempre gente apurada y estresada caminando que cruzan las calles en el lugar que más le convenga, los cuales muy pocas veces coinciden (por probabilidades) con los lugares determinados y permitidos para hacerlo. Cuando esto sucede, el automovilista Santiaguino emplea comúnmente y con un talento único, la famosa “varita mágica”.
A la hora de merendar, el Santiaguino no peca de falta de originalidad. Éste lo hace en forma rápida (incluso caminando si es necesario) y esmeradamente poco nutritiva[1].
El tener Stress llega a ser tan común, que el no tenerlo no solamente parece extraño, sino que además es causal de vergüenza, ya que significa que, a parte de no cumplir con las características propias de un Santiaguino (lo cual en cierta forma lo margina del grupo), se le considera como un individuo “flojo”. Sí este es su caso, no se preocupe, ya que ésta ciudad entrega muchas formas de curarse de esa terrible no-enfermedad. Una de ellas es andar en Micro y/o Metro en las horas “pick”, otra simplemente es meterse a un Mall.

En cada Cultura, además de un lenguaje y un territorio común, hay un elemento determinante de la identidad: la costumbre. Dentro de ésta encontramos el deporte, y así como nuestros queridos mapuches tienen a modo de costumbre el jugar a la “Chueca”, nosotros nos adecuamos a nuestro entorno y tenemos el “Slalom Humano” y la “carrera con obstáculos”, en los cuales, en caso de sucedido un error de cálculo, el Santiaguino por excelencia jamás dirigirá alguna palabra y/u mirada al afectado.
Obviamente, lo poco que puedo decir en ésta columna no muestra más que algunos elementos puntuales de éste fenómeno que hemos ido adquiriendo a través del tiempo. Espero así que esto pueda servir para graficar en que nos hemos convertido, en como andamos apurados por la vida y en como carecemos de tiempo incluso, para leer un artículo que en forma liviana, trata de decirnos lo mal que estamos.

[1] Mayor información en www.mcdonals.cl

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

diego, aqui va un regalo para contribuir a tu blog, se llama "Instrucciones para llorar",y es de Julio Cortázar. a ver si te saca más de alguna sonrisa...

Instrucciones para llorar. Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

2:18 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Primera vez que me meto a tu blog, perdón!!! ya sabes, en la casa de la ita no hay internet...

Tan buenos los cuentos, yo te voy a mandar uno también, uno que me gustaba cuando estaba en el colegio, esperate no más.

Me gustan los colores y la introducción, jajaja, espero también que se meta algún cuentista profesional y te deje un cuento innédito, no estaría mal!


Un besotototote!!!


yop

3:57 p. m.  

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